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El cambio en la empresa – una contribución por parte de todos

Desde el trabajador comercial hasta el profesor universitario, desde el funcionario público hasta el director corporativo, todos pasamos por un año paradójico debido a la pandemia: cuanto más bloqueadas estaban nuestras libertades externas, más rápido se producían los cambios internos y la adaptación a un estilo de trabajo alternativo.

Ahora que las cosas parecen estar avanzando gradualmente hacia un camino más predecible, muchas organizaciones se están preparando o ya están volviendo a la oficina y están debatiendo algunos ajustes en la política del personal para hacer que los empleados se readapten fácilmente. Otras empresas parecen estar tratando de preservar los procedimientos pre-pandémicos y regresar lo más rápido posible a la oficina, con horario y reglas fijas. Una realidad que sin embargo ningún empleador puede evitar, es que cada empleado que se encuentra en el esquema del personal ha sido, en este momento, transformado irreversiblemente por los acontecimientos del último año, debido a la práctica del trabajo a distancia o por el descubrimiento de un estilo de trabajo más flexible.

Aunque tengas en la lista de empleados los mismos nombres que el año pasado, aquellos a los que esperas en la oficina se han convertido desde entonces en otras personas. Y si te preocupan los cambios en la política de la organización como resultado del aprendizaje en este período, aquí tienes un detalle útil: el cambio ya se está hecho en su mayor parte. Al leer estos renglones cada uno de los empleados está contribuyendo a la implementación del cambio, cada uno con una nueva perspectiva adquirida en el contexto único en el que han estado trabajando durante más de un año.

Antes de que se apresuren a pensar teóricamente y desarrollar documentos llenos con estrategias acerca del cambio, antes de elaborar listas con las directivas para los jefes de equipo, ¡Prestad atención a todas las personas de la empresa e involucrarlos en el proceso! Muchos de nosotros hemos experimentado a lo largo de nuestras carreras la variante del cambio impuesta en el lugar de trabajo sin derecho de apelación. Aunque sobre el papel todo parecía estar bien planeado, la implementación se veía afectada por una especie de fragmentación. A medida que recibían una larga lista con nuevas tareas en las que no podían tener objeciones, los empleados en puestos de ejecución ya no conseguían dar el máximo rendimiento. No pones tanto empeño en algo que te ha sido dictado. Muchas veces, lo que seguía era la resistencia al cambio, la indiferencia y peores resultados.

Ese escenario con reuniones cerradas entre la alta dirección, seguido de decisiones que posteriormente son dadas a conocer a aquellos que tienen que llevarlas a cabo ya no funciona. Y este el último año, que nos ha enseñado a ser más autosuficientes trabajando desde casa o en un pequeño equipo desde la oficina, nos ha hecho más conscientes de nuestro papel e importancia en la cadena de actividades de la empresa.

¿Deseas saber qué se puede mejorar en una empresa, qué procesos deben ser ajustados y en qué direcciones puedes ampliar tu actividad? ¡Escucha a tus empleados! Además de aquellos con mayor poder en la toma de decisiones, escucha bien a los que están en la base del organigrama, a los que están en posiciones operativas, a los más pequeños que tienen contacto directo con los clientes y se ocupan de las actividades rutinarias. Estos empleados no solo conocen en detalle los procesos, los problemas a resolver, el primer feedback de los clientes, sino que suelen ser las personas más jóvenes o nuevas del equipo. Creativos, extrovertidos, con el pensamiento maleable de aquellos al comienzo de su carrera profesional, estos son elementos clave en cualquier cambio en la empresa.

En general, ellos son los que más se ven afectados por estas transformaciones, de los cuales también se buscan los primeros resultados. Si se espera su participación total, ¿No deberían darles mayor confianza a la hora de determinar qué y cómo cambiará? Por supuesto, todo esto no significa disminuir el papel de aquellos en puestos de coordinación, pero es importante integrar la idea de que el cambio en una organización es un acontecimiento que involucra a todos los empleados por igual.

Algunas conclusiones parecen surgir constantemente de las muchas formas de cambio que tienen lugar en el ámbito de empresas hoy en día:

  1. El cambio es un proceso continuo, que comienza desde dentro. Podemos fijar plazos de lanzamiento para nuevos productos o para la creación de un nuevo departamento en la empresa, pero no podemos detener el cambio permanente a nivel personal y profesional de nuestros trabajadores. Todos nuestros empleados, sin importar el puesto en el que se encuentre cada uno, son los que componen la organización y la convierten en un ser vivo y cambiante.
  2. Si deseamos realizar cambios exitosos, debemos llevarlos a cabo de manera descentralizada, con la misma participación tanto en la decisión como en la ejecución de todo el equipo. En una empresa sana, las personas no están dispuestas a ejecutar órdenes rígidas sin hacer oír su opinión, y los gerentes no se hacen cargo de toda la responsabilidad que supone el cambio.
  3. El estilo mecánico de implementación de cambios está desactualizado. Si queremos un cambio efectivo, necesitamos agregarles una nota más humana y flexible. Es decir, escuchar realmente a nuestros empleados antes, durante y después de implementar cualquier cambio importante en la empresa y ajustar nuestra estrategia de acuerdo a sus sugerencias.

¿Estás preparando cambios en la empresa una vez se produzca la relajación de las restricciones pandémicas? ¿Has dado a cada empleado la oportunidad de expresar su opinión sobre su experiencia laboral durante el último año? ¿En qué condiciones se sienten cómodas las personas de tu organización a la hora de regresar a la oficina?

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