Sé un jefe de equipo, incluso virtual
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Los estilos de gestión, perfiles de los gerentes y métodos de aplicación de la autoridad en un equipo ya forman parte del espectro tradicional de cualquier cultura organizacional. Era sencillo tomar el pulso de los compañeros después de proporcionarles un feedback, pero ahora tenemos el back-stage de casa, y cualquier diálogo sufre retraso.
A menudo, la expresión facial reemplazaba brillantemente el intercambio de mensajes verbales, y lograbas negociar una tarea solo a base de una sonrisa tímida y sincera. Entre nosotros, las energías físicas realmente nos dan la capacidad de manipular, ocultar e influir en todo lo que nos propongamos alcanzar.
Por otra parte, estamos empezando a aceptar la metodología de trabajar en casa, por lo que también queremos ser líderes en un contexto así.
Soy una persona bastante flexible y abierta, y logro entender la novedad y los desafíos por venir. Pero si me pones la webcam, ya la idea de que tengo que verme las arrugas cuando frunzo el ceño se apodera de cualquier información que reciba. Así que muchas veces he preferido que cualquier discusión sea solamente con audio, esto me hizo tener más cuidado en cuanto a que el diálogo tuviera el tono adecuado, para concluir un mensaje honesto y correcto. Además, me encuentro cómoda a la hora de transmitir por escrito lo que debería haberse hablado en una sala de reuniones. La experiencia me dice, sin embargo, que no hay una manera perfecta de comunicarnos, creo que existe nuestra autenticidad y cómo esta nos hace especiales y competentes en un grupo de personas.
También por experiencia, me parece importante inspirarme en personas que han tenido éxito y buenos resultados como jefe de equipo, bajar la guardia cuando recibimos un feedback y personalizar nuestro estilo de gestión de acuerdo con nuestro modelo. La virtualización de las funciones de gerente o/y jefe de equipo ofrece la posibilidad de abordar todos los «servicios» de comunicación y socialización. El compromiso es demasiado pequeño para no querer probar todas las opciones y ver lo que nos conviene y lo que aumenta la lealtad y retención de los empleados en la empresa. Además, con la moderada dosis de proactividad, llegaremos a la conclusión de que ser un jefe de equipo o un gerente a distancia era solo un desafío fugaz, diseñado para ponernos al día en estos tiempos, bastante interesantes, en los que vivimos.
Recuerdo que después de unos meses de pandemia y trabajo en casa, mi percepción del cara a cara estaba completamente alterada y confundida. Por un lado quería mantener las recurrencias de catch-up y evaluación, por otro lado tuve la sensación de que estaba bloqueando un calendario ya asfixiado en llamadas y reuniones. ¿Cuál era la opción intermedia? El libre albedrío y los plazos fueron los que dictaron la no planificación de acontecimientos inesperados, lo que hizo que Skype pudiera ser usado bien ya sea porque se le murió el gato a un compañero y necesita de 2 a 3 días de vigilia y luto, o bien porque que el plan estratégico para el próximo año sufrirá cambios y como consecuencia habrá que modificar la fecha límite.
Y entonces noté una relajación considerable en la actitud de los compañeros desorientados por la pandemia, gatos que fueron a un mundo mejor y plazos firmes. Esta actitud que se manifestó en forma de confianza, aprecio y gratitud, que no menospreció la relación de autoridad, además la cimentó lo suficiente como para darme a conocer el horario establecido que tenía el gato a la hora de ir al veterinario. No parece gran cosa, pero en realidad es igual de importante saber que se ha cumplido el plazo aferente los resultados de las investigaciones y el boletín de análisis de la consulta de Tomás.
Así que sé un jefe de equipo, no importa dónde trabajes con la gente, se trata de empatizar en situaciones fuera de control y asegurarte de que en la segunda ola de pandémica, tendrás un equipo leal y listo para apoyaros unos a otros.
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