La transformación del teletrabajo, pasando de ser una opción a una condición
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Se dice que necesitamos 21 días para formar un hábito. En el caso del teletrabajo – un régimen adoptado por muchas empresas con la aparición de la pandemia – los empleados superaron hace mucho tiempo este umbral. Después de la inestabilidad de los primeros días o incluso semanas, en los que se acostumbraron – más fácil o más difícil – a los cambios que se produjeron, como reuniones en Zoom, distribuir y optimizar el espacio de trabajo, encontrar un equilibrio entre las jornadas de trabajo y el tiempo libre. El trabajo a distancia se ha convertido para la mayoría de los empleados en lo habitual. ¿Pero qué pasa si se les pide que vuelvan a la oficina?
Un estudio reciente por parte de EY muestra que más del 50% de los empleados en todo el mundo, estarían pensando en dimitir, si el empleador no les ofrece, después de la pandemia, una forma de flexibilidad en lo que a las horas de trabajo se refiere. El mismo estudio afirma que 9 de cada 10 empleados quieren que su horario y lugar de trabajo sean flexibles.
Cuando vi estas cifras dije: «¡Wow! ¡Esto es increíble!». Porque cuando piensas que un gran número de empleados en todo el mundo renunciaría si no se les diera esa flexibilidad, te das cuenta de que el régimen de trabajo a distancia es realmente el futuro del mercado laboral. Que ya no es solo una opción del empleador, sino que se está convirtiendo, a medida que pasan los días, en una condición que el mercado solicita.
Un futuro al que las empresas deben adaptarse, si aún no lo han hecho, deben que hacerlo cuanto antes, porque la generación actual de empleados tiene otras expectativas y otras necesidades. Para muchos, el salario ya no es lo primero a la hora de elegir un trabajo, o mejor dicho, no solo el salario – otros beneficios, entre los cuales está la flexibilidad del régimen de trabajo, han llegado a pesar tanto, y tal vez incluso más que la recompensa financiera.
Durante el último año, me he encontrado con innumerables ejemplos de empleadores que entienden esto, pero también con empleadores que todavía necesitan tiempo para administrar adecuadamente la confianza depositada en los equipos, ya que no pueden supervisar de cerca a sus empleados debido a que todo es llevado a cabo de forma remota. Vi anuncios de empleo en los que te ofrecían la oportunidad de trabajar de forma remota o en la oficina de cualquier país de la UE en donde la empresa tuviese una sede, pero también vi personas que, cuando apenas acababan de adaptarse al teletrabajo, fueron llamadas de vuelta a la oficina, unas semanas más tarde enviadas de vuelta a casa y así sucesivamente.
El mundo online ofrece una fuente infinita de soluciones para que el trabajo – hacemos referencia a trabajos que no requieren la presencia obligatoria de empleados, como podría ser el caso de las fábricas, hospitales, etc. – se pueda llevar a cabo de forma remota. Hoy en día, gracias a la tecnología, tenemos plataformas y aplicaciones cada vez más complejas que nos ayudan en este sentido, ya sea para actividades de nuestra agenda – para reuniones, conferencias, presentaciones, etc., o con espacios de trabajo desde los que los empleados que no tienen el espacio privado necesario en casa o simplemente quieren encontrar inspiración en otros lugares pueden ir a trabajar de forma remota.
Si no nos vestimos igual, no comemos lo mismo y no tenemos las mismas aficiones, ¿por qué a todos nos gustaría trabajar de la misma manera? Cada cual tiene su estilo, obtiene su energía e inspiración de varias cosas, ya sea que estemos hablando de las vistas que tiene en frente cuando trabaja o de las personas que tiene alrededor – y que, por supuesto, pueden ser compañeros, pero también familiares o desconocidos en un mercado. Un empleado satisfecho sin duda será más productivo. ¿Por qué no aprovecharlo al máximo? Ya tenemos el ejemplo de empresas gigantes: Google, Facebook, Twitter, Fujitsu, BDO y muchas otras, que ya han establecido estos nuevos estándares cuando eligieron el régimen remoto o híbrido para sus equipos.
Además, una vez que sintieras el sabor de la libertad, sería frustrante volver a la rutina 9-17. Y no estamos hablando de la libertad de hacer lo que quieras durante el horario laboral, cualquier cosa menos trabajar, como muchos empleadores pensarían (cuando, por el contrario, a menudo perdemos, ciertamente, mucho más tiempo, en pausas prolongadas, en conversaciones con los compañeros o por llegar tarde al trabajo por culpa del tráfico y así sucesivamente).
Se trata de la libertad de abrir la ventana sin que se te pida que la cierres porque un compañero tiene frío, de trabajar con la luz apagada o encendida, en el sofá o en la cafetería, de ahorrar el dinero gastado en transporte hasta la empresa y en ropa de oficina para cualquier otra cosa, de disfrutar al máximo la pausa del almuerzo, sin esperar un buen par minutos en la cola para usar el microondas. Estos tan solo son un par de ejemplos en los cuales creo, que a lo largo de toda una vida laboral, muchos os habéis identificado por lo menos una vez.
¿Vosotros con qué asociáis la libertad de poder trabajar de forma remota?
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