Diferencias entre hombres y mujeres en el trabajo
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Los hombres y las mujeres tienen dos modelos operativos distintos a la hora de trabajar, según Shelle Rose Charvet, autora del conocido libro Words That Change Minds.
Veamos estas 10 diferencias por separado:
¿Cómo ven la vida?
Los hombres perciben la vida como un juego en equipo que juegan para ganar y creen que en el camino hacia el éxito está bien romper algunas reglas.
Para las mujeres, la vida es como una clase tradicional en la que hay que trabajar duro para conseguir lo que se quiere y en la que hay que seguir las reglas. A veces sienten que tienen que ser castigadas por sus errores y el fracaso suele percibirse como una desgracia.
Evaluación del riesgo
Mientras que para los hombres el riesgo puede ser tanto una oportunidad como una amenaza, para las mujeres es una amenaza que desean evitar.
Por ello, las mujeres asumen menos riesgos, son más precavidas y suelen ser más adecuadas para funciones de gestión de riesgos.
Además, los psicólogos creen que cada género aborda la gestión del riesgo de una manera diferente. Mientras que los hombres suelen ser más prácticos, las mujeres tienden a considerar el panorama general y las implicaciones de una decisión.
¿Qué tan bueno tiene que ser tu trabajo?
Las mujeres exigen la perfección, mientras que los hombres se conforman con «suficientemente bueno».
Por tanto, las perspectivas profesionales de las mujeres se ven obstaculizadas por su necesidad de perfección.
Se alejan de las posibilidades de empleo hasta que encajan perfectamente; no buscan trabajo ni piden aumentos a menos que estén absolutamente seguras del resultado.
Hacer algo nuevo
Las mujeres experimentan ansiedad, preocupación y estrés al emprender algo por primera vez y al cometer errores por el camino, pero los hombres ven los errores como una parte necesaria del proceso y adoptan un enfoque más emprendedor.
Una investigación realizada por IE University y Nyenrode Business University indica que una de cada dos personas cree que podría trabajar más eficazmente si le preocupara menos cometer errores.
El estudio fue realizado por los profesores Nick van Dam (Nyenrode Business University), Jacqueline Brassey (IE University) y Arjen van Witteloostuijn (VU University Amsterdam).
Curiosamente, las estadísticas muestran que las mujeres se preocupan más que los hombres: El 46% de las mujeres se preocupa entre el 20 y el 40% del tiempo, frente al 33% de los hombres.
¿Cómo responden a los errores y las críticas?
Los hombres no se toman las críticas como algo personal cuando cometen errores, mientras que las mujeres son muy autocríticas y se presionan mucho a sí mismas, lo que les impide avanzar profesionalmente.
¿Competencia o cooperación?
Los hombres son más competitivos en el trabajo que las mujeres porque, como ya se ha dicho, están en él para ganar el partido. En cambio, las mujeres son más propensas a la cooperación.
¿Respetado o querido?
Mientras que las mujeres tienen más necesidad de gustar y de tener relaciones reales, los hombres necesitan sentirse respetados en el trabajo.
¿Cómo eligen cómo comportarse en el trabajo?
Los hombres se adaptan para conseguir lo que quieren, mientras que las mujeres priorizan la necesidad de ser fieles a sí mismas.
Estilo de liderazgo
Mientras que la idea de colaboración está más arraigada entre las mujeres, los sistemas jerárquicos se asocian principalmente a los hombres.
Enfoque profesional
Mientras que las mujeres necesitan un propósito superior y un significado en su vida profesional, los hombres ven la carrera como una escalera que hay que subir.
En conclusión, sólo cuando no somos conscientes de estos modelos operativos las diferencias entre hombres y mujeres se convierten en un problema. Esto explica por qué a menudo no aprovechamos las ventajas de cada modelo.
Las comparaciones, el perfeccionismo, la competencia exacerbada en el trabajo o el paradigma de que «todos somos iguales» son sólo algunas de las perspectivas que merece la pena cuestionar si queremos avanzar en la forma en que trabajamos juntos, hombres y mujeres, en el trabajo.
En realidad, estamos a un solo paso de crear un entorno de trabajo positivo y solidario, y esto empieza por comprender qué nos hace especiales y cómo podemos utilizar los puntos fuertes y débiles de nuestro modelo operativo para nuestro beneficio.
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